marzo 12, 2006

LA RAZÓN "Dos esquinas, frente al mar y junto al río…"







PERIODICO DE TAMPICO
“Textos para leer en las bancas”
Tampico, 4 de julio del 2005


Juan Jesús Aguilar.

Matamoros y Tampico, dos esquinas de la entidad frente al mar y junto al río. Son finisterre Norte y Sur de Tamaulipas, respectivamente. Históricamente dos lugares cosmopolitas de la noresticidad por antonomasia. En ambos territorios han venido moviéndose grupos culturales conservadores y liberales, las vanguardias entre ellos. A los artistas e intelectuales corresponde custodiar y desarrollar las obras, las expresiones artísticas, y en el devenir constante la lucha por el poder entre las partes ha determinado la apertura o el cierre de esas expresiones.

Ayer me encontré en “Columna Huésped” de este periódico un texto de mi amigo Gastón Alejandro Martínez, “¿Dónde he oído eso?” Refiere a la censura en el arte, a propósito de que Ricardo Delgado Herbert, un artista plástico de este puerto con reconocimientos nacionales y regionales a su obra, ha sido vetado para exponer en el Museo de Arte Contemporáneo de Tamaulipas, la sala mas importante en el Estado para estos menesteres de pintores y escultores. Leí detenidamente la columna y es cierto: en el país y en la entidad las zancadillas al arte son pan de todos los días, y recuerdo lo que el gremio de escritores y poetas padecimos en tiempos de que “Guillermo Lavín y sus amigos regenteaban la cultura en el estado.”

Recordemos cuando el “Salón de la Plástica Mexicana” en la ciudad de México, fue tomado por los amigos de José Luis Cuevas, nadie más exponía ante los requisitos manipulados por aquella pandilla cultural, y sarcásticamente los artistas excluidos le decían el “Salón de la Suástica Mexicana.” No nos espantan, pues, estas actitudes gandayas de algunos artistas e intelectuales en las tetas del poder mamando y danto tope mientras dura el reinado. Pero es grave la actitud moralina, por ejemplo, de poner sostén a “Diana la Cazadora” y de proponer limar los testículos al caballo de la “Estatua Ecuestre de Carlos IV.” Lo peor, es cuando se trata de funcionarios o esposas de funcionarios de doble moral.
Supe por vez primera de Ricardo Delgado Herbert a través de un texto que le publicamos en dos partes en El Bagre, “La escenografía como imperativo en los artistas plásticos del Siglo XX en México.” Esto fue en la Sección A río revuelto, en julio y diciembre de 1998, justo cuando la revista llegaba a su fin. Después, Adolfo Castro (+) me habló de él y me enseñó algunas fotografías de sus cuadros. Así nos fuimos conociendo a la rueda del tiempo. Ricardo Delgado, ha invertido tiempo en adquirir conocimientos, a invertido tiempo para aplicarlos a su imaginación. Se trata de un joven de 31 años forjado en el cine y las tiras cómicas, tiene lecturas, y ha crecido entre la violencia del mundo fronterizo y narcolero. Respeto la obra de Ricardo Delgado, sin duda un trabajo honesto, limpio, convincente para él y sus degustadores. Me gustaría conocer su obra, lo poco que he visto y mi precaria apreciación plástica me provocan algún rechazo nimio en las formas, no así en lo sustancial, pero defiendo su derecho a exponer su obra a los ojos del mundo y exijo a los administradores de los espacios culturales les cumplan con su función, no a través de sus gustos personales, sino mediante el compromiso de mostrar al público las propuestas de los artistas.

De 1993 al 2002 aparecen quince distinciones de su obra en el “Catalogo de Castro.” Leo entre sus exposiciones: Arte Huerco, Festival de la Frontera. (Casa de la Cultura de Nuevo Laredo), Los hijos de la mañana (Centro Nacional de las Artes de la ciudad de México), Primer lugar, Concurso Lagunilla mi barrio (Centro Histórico, Delegación Cuauhtemoc), Bienal Regional de la Plástica (Casa de la Cultura de Monterrey, NL), Jóvenes Creadores Contemporáneos de Tamaulipas, Festival Internacional Cervantino (Casa de la Cultura de Monas, León Guanajuato). ¿Será posible lo haya vetado el Director del Museo porque a él no le gusta lo que pinta?.

Esperemos comparezca en un periódico el Director (Emiliano de Pau) ante la acusación tan grave de un artista que se ha dado a respetar a través de su obra.

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