marzo 12, 2006

DIARIO MONITOR "Censura en Museo de Arte Contemporáneo de Tamaulipas"







www.diariomonitor.com
29 de junio del 2005
Pag. 11 A
Sección: ANÁLISIS
Columna: LABERINTO

ANDRÉS DE LUNA

El manejo oficial de la cultura en México huele a naufragio. La censura es una realidad indiscutible que llena los archivos de una nación asfixiada por sus malos gobernantes y sus pésimos funcionarios dedicados al ejercicio de la difusión cultural. Uno de ellos es Emiliano de Pau, ilustre desconocido que ejerce como director del Museo de Arte Contemporáneo de Tamaulipas, situado en Matamoros, y cuyo único mérito es ser cuñado de un poderoso empresario de la región, el Barón del Concreto, Fernando Cano. Tal vez por ello, con semejante masa de cemento por cerebro, se le adjudico la conducción de un espacio museográfico que funcionó de manera adecuada con su antecesor y fundador, Miguel Ancona, un respetable artista plástico.

Resulta que para el próximo 13 de julio se presentaría Arte Huerco: Ranger Time, exposición de pintura de Ricardo Delgado. El artista se ha caracterizado por una propuesta que revisa el concepto de la narcocultura desde una perspectiva irónica, que lejos de convertirse en una idea propagandística es una mirada lúcida sobre la realidad nacional. Si esto lo ha hecho en la literatura el esplendido prosista sinaloense Élmer Mendoza, en las artes plásticas su mejor representante es el joven pintor Ricardo Delgado. Dicha muestra fue cancelada de manera arbitraria por Emiliano de Pau, quien la consideró agresiva y además, según la versión obtenida por el artista, el funcionario dijo que: “como director yo tengo la libertad de ver lo que se exhibe en MI MUSEO, porque yo mando aquí”. El personaje ni siquiera estaba enterado de que la obra de Delgado Herbert se expondría; tampoco está al tanto de las expresiones artísticas actuales que circulan en el país.

Octavio Paz en un célebre ensayo acerca del poeta inglés John Donne (1572-1631), catalogado en su época de “obsceno”, hizo decir al Premio Nobel mexicano que “en todo caso lo que era obsceno era la realidad en la que habitaba el escritor”. De la misma manera, lo que debe combatirse es el narcotráfico, de ninguna manera las expresiones paralelas que nacen y se desarrollan al calor de hechos lamentables. Irrita que un funcionario de ínfima categoría sea capaz de censurar lo que su corta inteligencia le impide entender. En el periódico El Mañana de Matamoros, del 23 de junio del 2005, se comparaba el intelecto de Emiliano de Pau con el de una toronja. Claro está que los cítricos pierden por completo con dicha comparación. Además, el director del Museo de Arte Contemporáneo de Tamaulipas es el clásico funcionario que ostenta esa doble moral que caracteriza a los mojigatos. Se ofende por la muestra pictórica de Ricardo Delgado y en la misma conversación telefónica le hace insinuaciones de orden homosexual, claro todo por debajo de la mesa y a oscuritas, para que nadie se entere; con la hipocresía de estos emisarios de la peor calaña. Nadie se asusta de lo gay, lo lamentable es que por un lado el tipo se crea el defensor de una dudosa moralidad y de inmediato se eche de cabeza y quiera tratos eróticos clandestinos con el censurado. Ese nivel “barriobajero” es el que inunda a un país que merece mayor respeto por su tradición y sus artistas.

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