Por Azahel Jaramillo
14 FEBRERO 2005
En un área de gobierno donde se ha desatado un pequeño polvorín es en el área del fomento a la cultura y a las artes. Resulta que poco más de cien artistas y creadores tamaulipecos entre escritores, actores, pintores, escultores, músicos y promotores culturales acaban de entregar una carta en las oficinas del gobernador Eugenio Hernández donde le piden que haga una rectificación en los nombramientos emitidos en el Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes, el ITCA. Los artistas firmantes dicen al gobernador: “Manifestamos aquí y ahora nuestro desacuerdo con las autoridades que manejan el ITCA. Ya no deseamos que dichas personas sigan siendo funcionarios de nuestra cultura. No avalamos al licenciado Fernando Mier y Terán, a la maestra Nicolina Sarno Berardi ni sus equipos de colaboradores incondicionales” Y pormenorizan en el documento cuya copia obra en poder de este columnista: “Los artistas tamaulipecos (en el pasado) hemos callado ante los abusos de funcionarios, servidores para sí mismos desde su puesto, que han cometido actos del dominio público: Amigos que arruinaban vehículos oficiales; extravíos de documentación oficial de artistas; daño físico a obra plástica, hijos que roban cheques oficiales impunemente; salarios no cubiertos durante casi un año a maestros de la Orquesta Sinfónica Juvenil de Ciudad Victoria; otorgamiento de giras sin más criterios que el amiguismo; funcionarios que al margen de su obligación, se auto-promueven para viajar al extranjero representando a nuestro estado por encima de otras propuestas estéticas; presentaciones privadas de los músicos del Conjunto Típico Tamaulipeco del Gobierno del Estado en fiestas propias y de amigos; el olvido en que se tiene a la Banda de Música del Estado; el veto descarado a la Orquesta Sinfónica de la UAT…”
En fin que en materia cultural es necesario que las autoridades del gobierno estatal escuchen a las voces de la disidencia. Que se les conceda el derecho de audiencia. Ya en su colaboración de este domingo el pintor, catedrático de ULSA y promotor cultural hizo referencia al trabajo cuesta arriba de los artistas tamaulipecos un tanto ignorados por quienes administran el presupuesto de cultura, sin negar validez al talento artístico de un funcionario como lo es Medardo Treviño, citando la anécdota de la licenciada Beteta respecto a la justicia de que si disfrutaron de las mieles del presupuesto seis años, justo es que otros entren en relevo. Por lo demás cuando el agua permanece sin movimiento, acaba por volverse putrefacta.
Son muchas las carencias que se enfrentar en Tamaulipas. Gobernar ciertamente no es tarea fácil. Pero es precisamente enfrentando los tiempos difíciles y conciliando intereses como lograremos un mejor Tamaulipas. “Nadie es completamente bueno, y nadie es completamente malo”, diría la escritora Altaír Tejeda de Tamez. Creo que el equipo del gobernador y especialmente el licenciando Homar Zamorano Ayala deberían escuchar a los artistas disidentes. Y AHÍ ESTAMOS.
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