marzo 12, 2006

2 notas del 5INCO de Tamaulipas "Cultura de desperdicio" y "Festival cultural, o pachanga de cuates?




EL 5INCO DE TAMAULIPAS

Polvo del camino
[14-04-2005]

¿Festival cultural, o pachanga de cuates?

Max AvilaYo digo y sostengo que el Festival Cultural Tamaulipas no cumple con sus objetivos, es más punto com, no corresponde a ningún proyecto serio que tenga como destinataria a la sociedad civil. Con decirle que ésta permanece al margen de cualquier iniciativa u opinión al respecto.Y ni modo q ue sea invento.Pero deje que ni siquiera la mayoría de los trabajadores de la cultura son tomados en cuenta. Y es que los organizadores prefieren importar artistas e intelectuales a tan alto costo, que ya quisiéramos los recursos despilfarrados para resolver problemas de primera necesidad.Y conste que soy amante de la cultura desde siempre y evidencias existen, por ello, gustariame que el mentado festival, (por las mentadas que recibe en inglés y español), persistiera, avanzara, engrandeciera y desde luego, que fuera parte de la idiosincrasia tamaulipeca, algo así como parte de su alma, de su ser y sentir.Por supuesto, diferente a lo que ha sido hasta la fecha, es decir, que deje de ser una fiesta privada cuyos recursos disfrutan unos cuantos,- familiares, amigas y comadres de las autoridades en turno-, y donde la comunidad permanece alejada, solo recibiendo los mendrugos que a bien tiene la aristocracia arrojarle.Una fiesta de elite que nadita tiene que ver con la cultura popular, lo malo y aquí está una de las tantas contradicciones, es que los contribuyentes se ponen con el dinero.Y vea que los vicios de organización persisten. ¿Cómo pedir que el asunto cambie si al frente permanecen las mismas personitas semianalfabetas que han hecho del FCT uno de sus mejores negocios?. Nota: iba a escribir que han realizado exitosos robos o tranzas anuales, pero la verdad no me atrevo.¿Acaso usted, sabe de la millonada que se gasta cada año?...¿verdad que no?, pues el de la voz tampoco.Esa actitud de gastar y agandallarse los recursos en lo oscurito llama a la sospecha, sea que huele a corrupción, mejor dicho, a drenaje de vecindario. Y que me disculpen las pudibundas damas que integran el comité organizador, pero no es posible que al frente estén gentes, como la señora Josefina Salinas de Ruiz, mujer de todos mis respetos, ella, no su esposo Pascual Ruiz García, a quien no se le conocen luces culturales como para dirigir tamaña responsabilidad.Por razones fáciles de entender, la dama ha sido ratificada, como que la concesión sigue siendo de cuates, compadres, vecinos y compañeros de club, trago, aventuras y alcobas ajenas.Y luego con eso de que también ratificaron al finito costurero, Fernando Mier y Terán, como director del instituto tamaulipeco para la cultura y las artes (asi con minúsculas).Lo cierto es que las voces de la sociedad civil y de los trabajadores de la cultura no tienen cabida en la organización del FCT, mucho menos en su desarrollo, “antes al contrario”, sobre todo los últimos que han sido satanizados, justamente porque el modisto tiene miedo de perder no solo el empleo, donde va por su séptimo año, sino el privilegio de seguir tirando los dineros públicos…al cabo que son ajenos.A propo, sabrá usted que las recientes protestas en contra de Mier y Terán fueron acalladas, no solo utilizando esquiroles bien pagados, sino reprimiendo a quienes se atrevieron a cuestionar la inutilidad del fino costurero en el jugoso cargo.Sea que fueron restringidas las becas, apoyos y todo lo que es necesario a la creatividad artística y cultural.No me lo crea, pero al parecer el modisto escuchó y puso en práctica los consejos del tremendo marasalvatrucha Ricardo Gamundi y Rosas, paso sin ver, alias “el richi”, “el jarochísimo”, “el negro”, o simplemente “el ceniciento”.Pero hay un Dios.El asunto es que el cultura Tamaulipas sigue en pañales, mejor dicho, en manos de sus más rabiosos enemigos, y así seguiremos, mientras los políticos no entiendan que para gastar el presupuesto respectivo en forma adecuada y eficiente, hay que quitar de en medio a los cuates, compadres, vecinos, compañeros de trago y aventuras, y, off course, a sus familiares.
Pero basta de infamias.Y aquí bye, bye.







Cultura de desperdicio

http://www.elcinco.net/index.php?subaction=showfull&id=1131869888&archive=&start_from=&ucat=5&do=Opinion2

Polvo del camino[13-11-2005]
Max AVILA

Tamaulipas invierte mucho dinero en cultura, lamentablemente no se refleja en la cotidianidad de las mayorías. ¿Sabe porqué?, porque no hay un proyecto serio y todo se hace, al puro tanteo. La cultura no interesa a los políticos, mismos que tienen puestos ojos, corazón y vida en los negocios de ganancias rápidas y seguras, algo así como el asalto express en la delincuencia organizada y no organizada.No existe en toda esta ínsula barataria, ni siquiera una digna feria de libro como elemental punto de atracción al resto de los tamaulipecos, y las bibliotecas públicas solo sirven para que grupos de jóvenes chacoteros se reúnan a echar relajo con el pretexto de tareas escolares.En actividad artística cero, y los escasos intelectuales que se atreven a incursionar por la ancha alameda de la creación, no encuentran apoyos, aunque si rechazo de la sucia burocracia que negocia con la cultura, y en tal virtud deben emigrar con su cargamento de amargura y frustración en busca de mejores horizontes y mayor comprensión.Por su parte el mentado instituto tamaulipeco para la cultura y las artes es una vacilada que hace siete años fue concesionado a un grupo de viciosos y malvivientes que ahí siguen, atragantándose con los dineros públicos con el aval del congreso que en paquete les aprueba sus despilfarros y estupideces.Y todo por proteger a un señorito que llegó empujado por misteriosas y pecadoras recomendaciones.Este ladronzuelo de las artes y las letras es Fernando Mier y Terán, quien dicho sea, acaba de armar enésimo escándalo en estado inconveniente en Tampico, durante el convivio de despedida a quienes participaron en reciente festival.Un grotesco espectáculo cuando se pudo observar a funcionarios estatales e intelectuales contratados a gran costo, enredados en una parranda de zona de tolerancia, mostrando su bajeza moral en actitudes sexoides desenfrenadas y perversas.¡Qué vergüenza que Tamaulipas sea escenario de esta clase de ofensas!, pero, ¿qué más se puede esperar de Mier y Terán, individuo llegado a la popularidad gracias a sus pasiones desencadenadas bajo la protección y tolerancia oficial?.Pero ya le digo, pareciera que solo importa publicitarse algunos días del año a todo color y a nivel nacional, para que el resto del país suponga que por acá se promociona, apoya y respalda la cultura, cuando sucede exactamente lo contrario.El colmo que la mayoría de los que participaron en el dichoso festival solo vinieron a pachanguearse.¿Me creería que el menos cobró cien mil pesos por leer una hora algo de su producción?, en algunos casos ni siquiera eso porque se agenciaron textos ajenos para justificar la contratación, como la actriz de los ojos verdes que en su mirada de mujer lleva el signo de pesos.Hubo algunos muy respetables como Álvaro Mutis y mi queridísima Elena Poniatowska a quien sigo desde el 68 cuando escribiera aquella triste crónica sobre el movimiento estudiantil, a ella se le perdona todo porque es congruente, al igual que uno o dos más, pero el resto solo llegaron sobre el billete y al disfrute de unos días de desmadre, hasta Eraclio Cepeda, y, ¡claro!, encontraron en Mier y Terán al mecenas de toda clase de excesos, mismo que puso el ejemplo con sus desfiguros de quinceañera descarriada.Es triste reconocer, pero la tradición cultural en Tamaulipas se ha perdido con el arribo de funcionarios que van de la mano con el ridículo, arrastrando a la comunidad hacia un estado caótico que no merecemos; frente a ello el presupuesto para enaltecer el espíritu y la creación se arroja al sanitario, teniendo como fondo la carcajada diabólica de Mier y Terán y su pandilla de cuatreros.

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