abril 03, 2008

MILENIO Ignorancia y estupidez




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mario.gamez@diariodetampico.com


Tampico, domingo 30 de Marzo de 2008


“El arte no es algo que se pueda tomar y dejar. Es necesario para vivir”
Oscar Wilde, escritor irlandés.


El pueblo de ciudad Madero, Tamaulipas fue despojado de una obra de arte y pocos, muy pocos se han atrevido a levantar la voz.

Lo denunció MILENIO Diario de Tampico en su edición del jueves 27 de marzo: los tres murales artísticos que se encontraban en el ex cine-teatro Madero fueron destruidos por una empresa a la que el sindicato petrolero, (propietario del edificio) arrendó el sitio para construir un estacionamiento.

Pero la voz de Juan de los Santos Retta, artista plástico autor de los cuatro murales en los dos edificios del sindicato no es de disgusto, sino de pena;

“A mí no me da coraje, me da lástima”; declaró después de ver reducida a polvo sus tres obras; una de ellas de casi 200 metros que tenía las efigies de Miguel Hidalgo, José María Morelos, Benito Juárez y Lázaro Cárdenas, y dos más que retrataban la historia del sindicato petrolero.

La cuarta obra, es la más grande y permanece en la fachada del edificio principal de la Sección Uno.

En su edición del 28 de Marzo, la sección de cultura de este periódico retrató las reacciones de la comunidad artística, como la Carlos Senz, (autor de los murales de los palacios municipales de Tampico, Madero y Altamira) que considera “una ofensa al autor, una injusticia” el hecho, y acusó a los dirigentes del sindicato de no tener idea de lo que hicieron; y espetó: “No pueden pegarle a un mural así como así, es ignorancia, estupidez”.

Es una opinión que comparte otro reconocido artista plástico, Jorge Yapur, quien se refirió a los autores de la demolición de los murales del cine Madero como “gente muy estúpida e ignorante…una pintura mural es una imagen del momento histórico en que se hizo”.

Al raquítico (y a veces nulo) presupuesto que todos los niveles de gobierno destinan al renglón de la cultura, habría que agregar este tipo de abominables y despreciables acciones que dan al traste con la cultura y el arte de nuestra zona.

El hecho de que una obra de esta naturaleza refleje, en alguna medida una época de cacicazgo y tiranía sindical; es justamente parte de una historia que nunca debemos dejar de contar a las nuevas generaciones…

¡imagínese!