enero 06, 2009

DIÁLOGOS DEL ARTISTA / JOSÉ REYES MEZA Muralista, pintor, escenógrafo, Una vida dedicada al Arte Mexicano




Por: Ricardo Delgado Herbert


Comparto esta charla que tuve con el Maestro en el año 2000 en su taller de la ciudad de México, realmente un personaje inquietante, pintor, muralista, escenógrafo, cocinero y sobre todo un gran amigo; parte crucial de la cultura nacionalista mexicana, donde me brindó su pasión por la vida y el arte en esta plática.
José Reyes Meza, nace en el mes de noviembre de 1924, es sin duda, uno de los pocos grandes creadores que sostuvieron sobre sus hombros el peso de la calidad del muralismo mexicano; hombre digno de reconocimiento, donde nos comparte un detalle de su itinerario como ser humano y como artista.
Su obra se encuentra en diversos innumerables y colecciones de México al igual que en el extranjero, ha recibido reconocimientos de diversas instituciones por su destacada trayectoria muralista.
En la actualidad él tuvo que lidiar con la negligencia de las pasadas autoridades del estado de Morelos, donde en el año del 2001, sufrió la destrucción de los murales en el “Casino de la Selva”, en la ciudad de Cuernavaca, por la arbitraria construcción de un “Costco” y una “Mega Comercial Mexicana”. Y por si fuera poco, a comienzos de enero del 2008, su museo que llevaba su nombre en su ciudad natal de Altamira, Tamaulipas, ubicado abajo del kiosco de dicha ciudad, tuvo la desgracia de haber cerrado sus puertas al público, por la apatía y descuido de las autoridades.
Pero la interrogante es saber ¿quien realmente es José Reyes Meza? Para el arte mexicano y asi entender que legado cultural nos está brindando.



¿Mtro. José Reyes Meza, háblenos de sus orígenes?

Me tocó nacer en una tierra de gran belleza, que marcó mi vida en una forma extraordinariamente hermosa como lo es Altamira, Tamaulipas, en la mera huasteca, a pesar de que salí muy pronto de ahí siendo un niño, nunca me desarraigué.
Mi madre Mercedes Meza Bolado, procedía de una familia muy conocida, mis abuelos, Leobigildo Meza y Asunción Bolado, dejaron varios hijos todos ellos con una herencia musical, que fue el huapango que era la clásica música de ahí.
Yo también toco varios instrumentos como la guitarra, la jarana y tres cubano, creo que no lo hago mal, algunas veces me sirvió en los tiempos económicamente difíciles de mi juventud.
Mi padre era de Monterrey avecindado en Tampico, él y mi madre se separaron al grado de que mi infancia se tuvo que desarrollar en el puerto de Altamira.
Mi padre era relojero, joyero, orfebre y grabador, muy contactado con los medios del teatro y de los toros. Así que el huapango, el teatro, el dibujo y los toros, me vienen por herencia genética. No puedo olvidar a ese Altamira de los grandes esteros generadores de vida animal y vegetal en donde se me desarrolló la sensibilidad, la imaginación, la magia de la naturaleza y de la vida. En esa región nace mi gusto por el dibujo, la pasión de sus paisajes típicos de la región huasteca, esa naturaleza me cautivó marcando así mi destino para toda la vida; que ahora se refleja en mi obra cuando plasmo el trópico, resultando ésta tan huasteca, que he dicho acerquen el oído al cuadro y alcanzarán a percibir “La Guasanga”, “La Petenera” o “El Fandanguito” como fondo musical, que si me los ponen enfrente ¡los bailo, los toco o los canto!.

¿Qué maestros en la Academia de San Carlos fueron decisivos en su formación artística?

Cuando llegué a San Carlos, por cierto muy joven en los años de 1938 hasta 1948, tuve la suerte de estar bajo la dirección del maestro Benjamín Coria, quien acababa de llegar de Europa en donde había pasado casi toda su vida; Benjamín Coria formó varias generaciones de pintores, la mayoría destacados como Luis Nichizawa, Trinidad Osorio y cuantos más estupendos pintores, formados con base en las disciplinas técnicas de la escuela de San Carlos que en ese tiempos aun eran bastante rigurosas; Benjamín Coria en aquellos años, había sido del grupo de pintores jóvenes de la escuela elegidos a principios del siglo XX, en la época de Porfirio Díaz, para fundar la Academia Mexicana en Roma, Italia. El grupo lo conformaban además Saturnino Herrán, Francisco Goitia, Diego Rivera, Francisco de la Torre, y otro más que murió en la Revolución, lo recuerdo muy bien, ya que la foto me la mostró el maestro Coria.
El proyecto no se realizó, pero sin embargo varios de ellos como Coria, Rivera y Goitia, fueron mandados a estudiar a Europa, becados por los gobiernos estatales correspondientes.
Benjamín Coria era un magnífico técnico, sus cuadros los pocos que yo conocí, eran de gran finura, ricos de color y por cierto un gran apasionado de los bodegones; se la pasó entre Italia, Inglaterra, y Francia, fue el verdadero amigo del pintor italiano Amadeo Modigliani ya que me contó ciertas anécdotas de él, en su estancia en Europa.
El caso es que con él estuve, él se entusiasmó por mi dedicación y capacidad de estudio.
Mi segundo maestro en dibujo fue Francisco Goitia que era terriblemente exigente con sus disciplinas.
El otro maestro que influyó mucho en mi, fue Francisco de la Torre.
Después vino Luis Sahagún y otros más, a quienes les debo todo mi respeto por la enseñanza de sus conocimientos y por la forma tan veraz y apasionada de transmitir el arte.
El maestro Coria sabía de mi condición de fregado y de mis frecuentes y obligados ayunos que por cierto como una anécdota escolar después de las clases en la noche, me pedía le acompañara a comprar su pan a una panadería judía, la cual, le recordaba el pan de las pequeñas panaderías de su París bohemio y siempre que lo acompañaba me obsequiaba una bagueta para saciar mi apetito, nunca lo voy a olvidar por ese y muchos detalles que tuvo conmigo.
En cuanto a escultura, mis maestros fueron Ignacio Asúnsolo, Ortiz Monasterio y el maestro Domínguez Bello.
Y en grabado fui alumno del maestro Carlos Alvarado Lang. Como ven, eran maestros de primerísima talla, en fin, ese fue mi aprendizaje.

¿Qué significó la época dorada del muralismo para su propuesta en el arte mexicano?

Bueno, para contestar tu pregunta, es necesario que definamos antes cuál es la función del mural y la razón por la que se produce. La pintura mural es el resultado de la necesidad del hombre de embellecer el entorno ecológico y a través de ella exponer sus más caros anhelos de superación para alcanzar una realización plena.

El movimiento muralista fue resultado del momento crucial en el desarrollo de nuestro México: se gesta al unísono de la Revolución Mexicana y contribuye a consolidar la ideología reivindicando los valores del pueblo, desde sus aspectos socio culturales, socio políticos; exalta sus valores estéticos en lo plástico popular de lo precolombino, de nuestras tradiciones en conjunto que eran la esencia del ritual de nuestro México, valores vitales que estaban siendo relegados por “refinamientos” extranjerizantes muy acentuados durante el Porfiriato.
Por lo anterior, el muralismo reencausa la producción artística a los cauces de nuestros valores esenciales que sin desechar ningún remanente del arte anterior o “refinado” evoluciona con gran solidez y en un buen momento en que la crisis social golpeaba a Europa, crea “nuevas” formas plásticas, estéticas, filosóficas que hasta cierto punto intervienen en nuestro arte.
Antes que ser rechazados se tomó lo positivo, lo esencial de sus postulados, que ayudaron a conformar una plástica única en el concierto de las naciones, gracias a la capacidad, inteligencia y sensibilidad de nuestros pintores mexicanos; así también como la conciencia de la función que cada uno de ellos tenía con respecto a esta etapa de consolidación del pensamiento emocional de nuestra cultura, encasillándolos como “Escuela Mexicana” cosa que no estoy de acuerdo porque esta definición es una etiqueta denigrante ya que es un resultado de intereses del comercio internacional del arte.

México no tiene una “Escuela Mexicana” tiene un ¡arte mexicano!.


¿Qué significa el muralismo en la pintura mexicana?


No por el hecho de ser pintor, se puede pintar mural, en el sentido ortodoxo de la palabra mural, pues cualquier pintura hecha sobre muro, es pintura mural.
Para ser pintor muralista se requiere tener una sensibilidad específica a los grandes espacios. Un mural tiene una concepción estructural diferente al cuadro de caballete. Cuando estamos ante este último el cuadro es percibido en su totalidad, está dentro del espectador. Frente al mural no sucede lo mismo, es el espectador el que está dentro del mural, dentro de el actúa, acciona, cambia de sitio y el mural debe de estar en perfecta concordancia con el espectador, es decir, el artista debe lograr la euritmia entre el muro y el observador para que éste se transforme y sea parte armónica concordante con las partes del todo.
Lo preocupante, es que actualmente no hay muralistas, y si hay remanentes de generaciones anteriores, no tienen el dominio pleno del mural.

¿Como influyó en usted el medio intelectual en el que se desarrolló, quiero decir entre escritores, fotógrafos, pintores, actores, poetas, coreógrafos, bailarines, músicos y también toreros?

A mi me tocó la época de oro de México, podríamos decir que es de 1930 a 1955 en la que se consolidan las bases de su cultura como lo corroboran las obras literarias de este período, la poesía, la música, la creación de la danza mexicana, el renacimiento del teatro en México y del periodo más brillante del cine nacional, y las excelencias de la música como Carlos Chávez, Revueltas, Galindo, Mabarak , Moncayo y muchos mas.
Con respecto a los toros sigue perdurando en mi memoria la gran época del toreo y por consiguiente de sus grandes figuras: Lorenzo Garza, Fermín Espinoza Armillita, Jesús Solórzano, Silverio Pérez, Luís Castro “El Soldado”, David Liceaga y muchos más. Y qué decir de la música vernácula con Agustín Lara, Pepe Guizar, María Grever, Joaquín Pardavé, Tata Nacho, Manuel Esperón y Gabriel Ruiz, muy bonita época.
Me tocó participar en una forma activa con mis capacidades para el teatro, la danza, la pintura, mis recopilaciones musicales folklóricas de las cuales grabé para el Museo de Artes Populares. Participé en casi todos los grupos teatrales experimentales y posteriormente profesionales tanto en compañías comerciales, como la de Enrique Rambal en la cual fui escenógrafo titular durante ocho años, escenógrafo del Ballet de la Universidad Nacional que dirigía Magda Montoya, del Ballet de la Danza Mexicana de Bellas Artes y del Ballet Concierto de México dirigido por Oscar Tarríba; fui fundador de grupos teatrales estudiantiles.
Con Javier Rojas fundamos el grupo Teatro Estudiantil Autónomo (TEA). Fui escenógrafo del teatro Café Concert Can-Can, del cual diseñé el vestuario y fui jefe de producción, monté algunos espectáculos flamencos con Manolo Caracol. Y en el teatro empecé a consolidarme como escenógrafo, también actué pero como actor era pésimo; en el medio del teatro conocí a María Luisa Algarra, abogada y dramaturga destacada y activista en la República Española, lo cual le valió el exilio, estaba ligada a todo el grupo de intelectuales refugiados españoles en el periodo de Franco, por lo que tuve mucho contacto con Luís Buñuel, Manolo Altolaguirre, Juan Rejano, Pedro Garfias, Álvaro Custodio, León Felipe que por cierto este último era un gran amigo. En fin, una gran cantidad de españoles talentosos en casi todas las ramas del conocimiento, periodistas como Luís Suárez, desde entonces mantuve una relación y colaboración con ellos muy directa.
Al mismo tiempo en México eran Javier Villaurrutia, Salvador Novo, Elías Nandino, Celestino Gorostiza, Rodolfo Usigli, Matilde Landeta, Julio Bracho, Juan Soriano pues este último tenía relación muy directa con el teatro y el cine. En la música, Carlos Jiménez Mabarak, Pepe Limantour, Felipe Suberbielle, etc.

Mi mujer trabajó mucho en cine como escritora, yo también colaboré en algunas películas, por cierto ando por ahí con Arturo de Córdoba en “Isla para dos” producción de Don Felipe Mier, Arturo la hace de pintor y se llama como yo, por que la escribió otro amigo mío Edmundo Báez, y le dejó el nombre de Reyes; cuando le protesté me dijo ¡Ahora te friegas!; supervisé la película donde se usaron mis cuadros, muchos eran de colección, y hay una escena en donde en una exposición de Arturo, personalmente lo estoy felicitando por su magnifica obra.
Por cierto Gabriel Figueroa fue el fotógrafo, no lo puedo dejar de mencionar porque le gustaban mis cuadros, ya que enfocaba la imagen por mucho tiempo en la película.



¿Qué está haciendo José Reyes Meza en la actualidad para el arte mexicano?

Planeo el futuro realizando mi obra, sobre todo tratando de cerrar mi libro de “Signos Sagrados” que originalmente se llamaba “Circulo Mágico” o “El alma del mundo Platón-Leonardo” pero cuando lo leímos Orso Arreola, el hijo de Juan José Arreola, los dos grandes amigos míos, a Orso le gustó mucho y me sugirió el nombre de “Signos Sagrados”, ya que el libro contiene precisamente el desciframiento del dibujo del hombre armónico de Leonardo Da Vinci, que no es nada mas el estudio del códice de Platón basado esencialmente en el timeo, que hasta la fecha no había sido tampoco descifrado, ni el dibujo de Leonardo hasta ahora por mí después de siglos y esto lo puedo asegurar, a menos que alguien tuviera las claves; Leonardo las tenía muy ocultas, pero lo dudo por que se perdieron desde hace muchos siglos, en cuanto cambia el concepto filosófico y como era un conocimiento exclusivamente de iniciados, se pierde a partir del 1600, y quizá todavía trasciende a través de cierto tipo de masonería que manejaban este arcano, quizás Johann Sebastian Bach o Wolfgang Amadeus Mozart que son revolucionarios en su obra musical y manejaron las armonías del número de oro; el mío es un trabajo que ya lleva cincuenta años de investigación.

¿Algún mensaje para los artistas jóvenes mexicanos?

Todo lo que yo puedo decir es como dijo Hamlet, “ser o no ser”, tienen que buscar los caminos, tener conciencia de quienes son, para qué son, cual es su función en la sociedad; el ser artista es un compromiso, un compromiso no para el mercado del arte ni para la publicidad, ni tratar de ser estrellas, ni estar en función de lo que diga un crítico, o un grupo político, estar en función de sí mismo, de tener una razón esencial verdadera y legítima para ser feliz, de lo contrario van a fracasar, y van a ser frustrados y amargados, esa es la verdadera razón de fondo que Hamlet se plantea: el “ser o no ser” implica estar uno frente a si mismo y confrontarse, tener conciencia de quien se es, de lo que se es, para que se es. Ahora, si vamos a trabajar para ser estrellas o famosos, no es la finalidad, yo creo que el ser pintor es algo mucho más que todo eso.

LAS INJUSTICIAS CONTRA EL LEGADO CULTURAL DE REYES MEZA





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