diciembre 06, 2008

EL SOL DE TAMPICO La promesa infinita







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5 de diciembre de 2008

LA PROMESA INFINITA/

Juan Jesús Aguilar



EN TAMAULIPAS gobernadores van, gobernadores vienen. De la mano, presidentes municipales. Relámpagos en la noche de los tiempos norestense. Lluvia de arte y cultura anunciada desde 1748 (con Escandón y Helguera) a 2008 (con Hernández González) que nos ha dejado esperándole sentados. Algún chipichipi entusiasma nuestro espíritu y, después de provocar largas sequías, lo desinteresan.

El domingo seguí el IV Informe, escuché en el rubro de educación inversiones en infraestructura, reconocimiento a educadores y educandos que nos trajeron premios en mediciones escolares, y además, gratitud oficial al dirigente sindical del profesorado. Nada nuevo. En el renglón de cultura la panacea es el Festival Internacional Tamaulipas, vacío en función de la literatura, del teatro, la danza, la plástica y el cine. Aunque se inauguren terminados a medias y al breve paso del tiempo terminen medio destruidos, se sigue invirtiendo en teatros y espacios culturales múltiples. ¿Por qué no el gasto en impartición de seminarios y cursos por maestros reconocidos, para elevar la calidad de artistas y escritores locales otorgando, además, becas nacionales y extranjeras para formar monitores bajo la enseñanza educativa-formativa de las bellas artes?

-Infraestructura hay, hacen falta compañías y grupos locales de calidad, con temporadas de teatro clásico, moderno y danza folklórica, clásica y moderna para crear público fogueo de los artistas. Faltan recitales y lecturas de nuestra gente e intercambios con otros Estados para darse a conocer. Pero...

En 1760 José de Escandón y Helguera informa al virrey de Nueva España sobre los Primeros Actos Culturales en la Provincia de Nuevo Santander, con sede en la Villa de Aguayo (Ciudad Victoria, Tamaulipas). Primera y última fiesta cultural de los [hoy] tamaulipecos del siglo XVIII, celebrada del 8 al 26 de noviembre de 1760, con motivo de la coronación del rey de España. Y aunque hubo otros actos de cultura popular en el siglo XIX, luego de las mejores fiestas huapangueras del XX, en el mandato de Norberto Treviño Zapata (1957-1963), la primera nacional mejor organizada: el Festival Cultural en la Costa del Seno Mexicano (1987-1993).

Hace 8 sexenios se formó el Conjunto Típico Tamaulipeco, del Gobierno estatal, promoción política federal en el país, bajo el entusiasmo de Emilio Villarreal Guerra (tiempos de Treviño Zapata). Ha bajado en calidad, porque no los proveen de vestuario ni de instrumentos (las guitarras sextas sustituyen a las quintas). A estas alturas ya deberíamos tener la Compañía Tamaulipeca de Danza, con bailarines y coreografía en tres géneros: folklórica (del Estado y de la República), clásica y contemporánea, universales. ¿Por qué no han invertido en ello?

En Tampico el teatro local y el de compañías nacionales de prestigio traídas al puerto tiene lugar desde el siglo XIX. La poesía y la narrativa se ejercen también desde aquellos años decimonónicos. La música y la danza tiene arraigo profundo, los vestigios arqueológicos de Las Flores son prueba fehaciente. ¿Por qué no se tienen compañías de teatro, danza y música municipales? ¿Por qué no existe un ateneo porteño de literatura? ¿Por qué con la mano en la cintura el gober Tomás instaura el Festival Internacional de Letras en el Golfo, el gober Eugenio le cambia nombre primero (Letras del Mundo en Tamaulipas), y luego lo desaparece con la mano en la cintura? ¿Por qué el mismo Eugenio inventa un festival rabón paliativo llamado La Palabra Infinita, y al año ya no hay nada? Porque la cultura y las artes son cosas de expediente para los gobernantes y cargos premios para sus cuates y compromisos aunque sean incapaces de hacer un Té Lipton.

A todo lo dicho agregue usted ignorancia y abulia entre la población; sume a los artistas e intelectuales amordazados con chambas, beneficios monetarios, viajes, becas y otras prebendas; échele el desvío oculto de presupuestos para las grillas electorales, los pequeños grandes negocios de cultura en lo oscurito, y por último, las reducciones presupuestales a educación y cultura en nombre de la crisis y de los renglones más importantes que el arte. La cultura y las artes en el puerto viven en el Limbo de la promesa infinita.

Escríbame: poetrysong@hotmail.com

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