julio 30, 2008

GAZETA Ignorancia burocrática en Tamaulipas, la afrenta a De los Santos Retta. El arte, víctima del vandalismo oficial










http://www.gazeta.com.mx/asp/muestranot.asp?id=9069



por Ricardo Delgado Herbert


I.- Conflictos de poder

El Sindicato Petrolero de Ciudad Madero desde los años 70s hasta finales de los 80s, tuvo quizás su mayor auge al igual que su extinción estrepitosa al ser encarcelado el líder de la zona, Joaquín Hernández Galicia “La Quina”, dentro del inicio presidencial de Carlos Salinas de Gortari, dando así por concluido un capítulo en la vida petrolera maderense.




En la actualidad los nuevos y ambiciosos líderes como Carlos Romero Deschamps, Jesús Olvera Méndez, Josué Reyes Pérez, así como Narciso Villaseñor Villafuerte, se han ido deshaciendo poco a poco de los inmuebles abandonados pertenecientes al Sindicato Petrolero, me refiero al Hospital Naturista, las granjas y las tiendas de consumo de la Sección Uno que desaparecieron y fueron a dar hasta el bolsillo de los antes citados.

Esta corrupción, al igual que la denuncia del otro inmueble abandonado el ex cine Madero que albergaba en su interior unos murales empolvados, la señalaron el 4 de enero de 2007 ante los medios de comunicación, los miembros integrantes del Grupo Unificador Revolucionario Humanista y trabajadores jubilados de la misma Sección Uno del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana, encabezados por Leonardo Cárdenas Villalón y Andrés Gallegos.

Por consecuencia, ante tan graves anomalías, a dichos “líderes poderosos” no les importó rentar el desafortunado “ex cine Madero con todo un patrimonio muralista de la ciudad” a unos empresarios de Nuevo León, que llegaron a barrer con todo, ya que se les hizo fácil a punta de marrazos destruir por completo la historia de la ciudad que realizó el Mtro. Juan de los Santos Retta.

Las autoridades en Tamaulipas y a su vez las del sindicato, después de haber hecho su negocio redondo, se encontraron titubeantes por no tener una clara respuesta a la ciudadanía, “tirándose la bolita” como única salida, desentendiéndose de tal acción garrafal, inventando cualquier pretexto que justificara y olvidara el asunto, y que la ciudadanía viera para “bien social” la construcción de un estacionamiento; quizás los líderes que remataron el ex cine Madero sintieron con ese acto exorcizarse de su “pasado corrupto”, destruyendo todo lo que enarbolara las luchas iniciales de aquel floreciente y polémico Sindicato.






II.- Indiferencia a su historia

En estos días, ya que todo pasó, entre los oídos sordos de las autoridades y nuevos propietarios, las ruinas del mural que en algún momento tuvieron vida, se han convertido en punto reflexivo de entrevistas que exasperan por supuesto, la actitud de los ahora nuevos administradores del estacionamiento. Y aún sigo pensando: ¿Por qué los tumbaron?

Al ingresar personalmente al “nuevo estacionamiento” los empleados de dicho lugar me cuestionaron:






- ¡Oiga no saque fotos, es estacionamiento particular!... ¿Le pidió permiso a la señora encargada?

- Sí.

- ¿Usted es periodista?..

- Así es, periodista y pintor… ¡Usted lo ha dicho, es estacionamiento particular pero los murales aún le pertenecen a la gente, los murales son patrimonio de los que transitamos aquí, para beneficio de usted y de la cultura de sus hijos.






Al contemplar los murales mutilados y derruidos, observé la falta de sensibilidad de las autoridades maderenses, que lo único que veo que les importa de este nuevo negocio, es cómo poder favorecerse tanto financiera y políticamente a futuro.

La cultura en Cd. Madero al igual que el resto de Tamaulipas, “está por las patas”, se toma en cuenta solamente para beneficio personal. “Slogans” políticos, que abanderan a la “cultura” como su mayor objetivo, donde en realidad detrás de esa comedia sólo buscan asegurar votos en las urnas para agarrar alguna diputación o algo que los haga trascendentes en la “historia de su partido”, no les importa joder al prójimo para lograr sus siniestras ambiciones.

¿Usted recuerda los murales destruidos de los tamaulipecos José Reyes Meza en el “Casino de la Selva” en el año 2001 en Cuernavaca, Morelos, donde los tumbaron para hacer una “Mega Comercial” y un restaurante “California”? ¿No se le hace absurdo? Y también del Mtro. Xavier Cázares, cuya obra fue recientemente borrada en Cd. Victoria, por órdenes del ayuntamiento que encabeza Arturo Diez Gutiérrez, en complicidad y disimulo con las autoridades de gobierno estatal. Y aún me pregunto: ¿Será desinformación o ignorancia de las autoridades? Estos actos imperdonables de vandalismo oficial son tan claros que el mismo gobierno de nuestro país lo sigue permitiendo, justificándose con discursos embusteros, llenos de caciquismo hipócrita.

Quizás la respuesta más clara e ignorante, ante dicho asunto, me la proporcionó el albañil que golpeaba el muro sin parar: “pus al fin ni se veían y nosotros pos tenemos que cumplir órdenes pa’ que nos pague el arqui”.

III.- Tradición de la escuela mexicana

Juan de los Santos Retta, “El pintor de los petroleros”, luchó siempre como artista. Nacido en 1931 en Cd. Victoria, donde tuvo su formación proveniente de la escuela mexicana, sus trazos se caracterizaron en su obra por ser contundentes, desde lo geométrico hasta lo académico, con influencias de los grandes maestros impresionistas, totalmente influido en su formación por el muralismo mexicano y considerado a mi punto de vista como uno de los primeros y mejores maestros que egresaron del ahora tristemente abandonado Instituto Regional de Bellas Artes, donde impartió sus conocimientos a los jóvenes de la región a principios de los años 60s.





El respaldo académico lo confirma, ya que en el año de 1958 en Tampico, se estableció una dirección y verdadera plantilla de maestros traídos de la ciudad de México, que encabezaba el director Jaime Nolla Reyes.

Los diversos maestros talentosos que instruyeron al joven Retta fueron Ramón García Zurita (fue él quien pintó los murales del Palacio de Gobierno de Cd. Victoria), Nicolás Moreno, Ramón Jara, José Luís Ruiz Diez (quien fue realizador de la fachada de la catedral de Tampico en mosaico veneciano), y el ex director de la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda” el grabador Carlos Alvarado Lang, donde este último maestro tuvo discípulos celebres de la talla de José Clemente Orozco, Francisco Goitia, Francisco Moreno Capdevila, Abelardo Ávila y Federico Cantú.







Para entender a Retta, tengo que mencionar el antecedente de la pintura mural, la usanza de esta manera de expresión en nuestro país, cuenta con una basta tradición dentro de su manera de representar su cultura en virtuosos simbolismos, siendo para nuestra historia una parte esencial donde nuestros antepasados, proyectaron su modo de vida, para esto, la cultura Maya y la teotihuacana y otras más, dieron así fe de su arte al heredarnos todo este rico legado ancestral. Los temas de estas culturas por lo regular eran de carácter ceremonial y fueron un detonante para la asimilación de las nuevas generaciones que darían realce en el llamado muralismo mexicano, que iba emergiendo dentro de la lucha revolucionaria de 1910, así dentro de ese conocimiento muchos artistas viajaron a Europa aprendiendo otros “ismos” al igual que las técnicas renacentistas italianas, regresando a su país aún colapsado por la lucha armada para poder innovar. Para esto, el muralismo mexicano, después del muralismo italiano ha sido considerado como el segundo “ismo” que ha servido de inspiración para otras tendencias artísticas de la historia del arte.

El muralismo mexicano fue un detonante donde fusiona lo autóctono propio del indígena con lo mestizo, dando una personalidad peculiar al arte mexicano post revolucionario, conformando un propio diálogo político, social y nacionalista, lleno de modernidad ideológica quedando entendida en aquella frase legendaria de José Vasconcelos que pronosticaba la restauración educativa de aquella juventud: “Por mi raza hablará el espíritu”, aglomerando con ello, las distintas ideologías de los artistas e intelectuales, invitándolos a luchar por aquel nuevo país que surgía apoyando y becando a talentos dentro de sus políticas culturales, entre los que destacaban algunos pintores como Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros y diversos artistas más.





Estos maestros, al ofrecer sus enseñanzas a las otras jóvenes generaciones, definieron diversos caminos del arte para el futuro, desde la escuela mexicana hasta confrontarse con la generación de ruptura.

La nueva actitud nacionalista, fue parte clave para que en provincia el muralismo y otras tendencias se difundiera con mucho arraigo tomando otros temas sociales que eran dignos para representarse en un lienzo, tal fue el caso del zacatecano Francisco Goitia que fue distinguido en Bellas Artes con el Gran Premio Internacional de Pintura en 1958 por su cuadro “Tata Jesucristo” y “Paisaje de Santa Mónica”, donde cabe mencionar que en dicha premiación, un grupo de jóvenes alumnos destacados del taller de pintura del IRBA de Tampico coincidieron y asistieron al homenaje del gran maestro, donde entre aquellos jóvenes sobresalía la imagen del mismo Retta.















IV.- Retta heredero de un legado


Para esto, el muralismo como parte social, no se pudo ausentar de Tamaulipas, por los años 50s y 60s Ramón Cano Manilla se hizo cargo de la dirección del Instituto Regional de Bellas Artes de Cd. Mante, de 1956 a 1960 enseñando la labor pictórica, mientras que en Tampico y la región no se pudo dejar atrás ese espíritu que lo trasmitió el grabador Carlos Alvarado Lang y otros maestros capacitados que enseñaban a sus alumnos.






Por los años 70s en Cd. Madero, ante la falta de obra pública, Juan de los Santos Retta quien trabajaba en Petróleos Mexicanos, le ofrece hacer una obra en aquel ex Cine Madero a Joaquín Hernández Galicia, donde su idea primordial fue poder plasmar el progreso petrolero del puerto, encomienda que le fue de inmediato dada, asumiéndola con mucho entusiasmo. Posteriormente en 1981 realizó otro mural de gran dimensión con el tema del progreso petrolero, que se encuentra aún (en estado de deterioro) en la parte exterior del Sindicato.




El Mtro. Retta, heredero de una época y legado histórico de gran importancia cultural de Cd. Madero, supo aportar en su carácter vital, su obra en relación al progreso de su ciudad, donde queda reflejada su actitud en la frase que porta uno de sus murales “No basta pensar en México, hay que trabajar y defender a México”.

Así, el maestro, jamás perdió la humildad, hombre mesurado ante los medios de comunicación y renuente ante el “bloff”, nunca buscó los medios para demostrar su talento, su quehacer vital fue trabajar siempre, como dijera él….“¡Dibujo, mucho dibujo!”.

Así, el heredero de un gran legado casi extinto en Tamaulipas, acostumbraba a confinarse en su taller, enseñando a sus alumnos inquietos, la escuela académica, poniendo a sus alumnos hacer planas de rayitas, óvalos y después al pasar esos ensayos hacer muchas esferas sombreadas con diversas proyecciones de luz, como ejercicios iniciales y básicos para ser un dibujante, como dijera él, “No existe mejor camino que ése para formar a un pintor”… ¡99% trabajo y 1% inspiración!”.






El sacrificio de los murales del ex cine Madero que tanto quisimos, quedaron en la nada para las siguientes generaciones. ¡Ya no hay remedio! Al igual que el pasado próspero que le tocó compartir en aquel IRBA glorioso lleno de nivel cultural donde transitaban verdaderos maestros y no charlatanes egocéntricos que en la actualidad deambulan cargando títulos ficticios de “genios artistas” por las calles de Tampico, Madero y la región.

Los que conocimos al verdaderamente sencillo maestro Retta, que fue marinero, petrolero, un gran pintor, y amante de la vida, le agradecemos por lo que nos dio, esperamos que las autoridades maderenses reflexionen y cuiden de lo poco de historia cultural que les queda y sepan valorar a la gente que da su vida por su ciudad, ya que Retta fue el claro ejemplo de ese valor de entregarse a la gente en cuerpo y alma con su obra, sin esperar nada a cambio.

Señores gobernantes, aprendan a encausar sus acciones políticas sin destruir el pasado, que es lo que sustenta realmente al presente y a sus familias.

Esperemos que esta afrenta al arte y a sus creadores, no quede como una herida más abierta, que lacera a las nuevas generaciones de este puerto. No hay que buscar quedarnos con una mano adelante y otra atrás, vilmente desnudos por la ignorancia, por haber devastado nuestro pasado.

Más vale sembrar y formar generaciones verdaderamente cultas, que sembrar gente burda, prepotente e ignorante que destruya aún más nuestras grandes raíces históricas.