Se integró, gracias a su militancia partidista (PRI), a la burocracia cultural, en el año de 1995, durante la administración de licenciado Pascual Ruiz García, sin que se le conociera un trabajo previo de promoción cultural ni contacto con artistas o intelectuales.
Su labor desempeñada como Directora de Cultura Municipal dejó mucho que desear puesto que, en tres años de administración, no hubo logros destacados.
En sólo una ocasión convocó a artistas e intelectuales de la ciudad para conocer sus propuestas y opiniones, a las cuales no se les dio seguimiento, y no se volvió a convocar nuca más al gremio.
En el año 1999 participó en la campaña gubernamental del licenciado Tomas Yarrington Rubalcava y de esta manera se integró al ITCA como titular de la Dirección de Desarrollo Académico (hasta la fecha).
Durante su gestión, se le conoció por su nulo interés por el quehacer cultural, dedicándose a realizar eventos deportivos el homenaje a amistades, abandonando por completo el programa “Alas y Raíces a los Niños”, entregando material destinado a las Casas de Cultura, a amistades que las utilizarían en secundarias, descuidando totalmente los programas de estudio para dichas casas de cultura y dando nula capacitación a los maestros.
Este tipo de cosas son ampliamente conocidas por la comunidad artística, sin embargo, no se sabe de ningún evento o programa que haya realizado con éxito. Pero lo que resulta realmente increíble es que, a pesar de su conocida ineficacia e ignorancia, fue ratificada por la actual administración encabezada por el ingeniero Eugenio Hernández Flores.
Cabe destacar que durante su presente gestión tampoco ha demostrado tener virtudes, por el contrario, ya fue demandada ante la Comisión de Derechos Humanos por sus subalternos, quienes se quejan de maltrato psicológico, además de aceptar abiertamente dar funciones de teatro a grupos “recomendados” por desconocer del arte.