marzo 14, 2006

CARTA DE AMENAZA CONTRA ALBERTO CUE

(OPINA FUNCIONARIO DE CONACULTA EN UN CORREO ELECTRONICO)

5-enero-2006

Ricardo Delgado Herbert:

Te mando un caluroso abrazo deseándote lo mejor para este año 2006. Mientras tanto te mando mis felicitaciones, también, por tu gran respuesta al director cultural de tu sufrido estado de Tamaulipas, el señor Fernando Mier y Terán. Me admira tu claridad, tu contundencia y, al mismo tiempo, tu mesura y elegancia.

Por tanto, tu buena educación al dirigirte a un personaje así con palabras tan comedidas cuando, podría ser, merecería más fuertes críticas, entre otras cosas, por el solo hecho de querer hacerse tonto... Es muy fácil decir: "prueba tu acusación" cuando los delitos y los abusos son hechos al amparo del poder y con previsible impunidad .

Por ello ha sido muy significativo que tú hayas mantenido a lo largo de estos últimos meses una actitud tan coherente y razonable señalando abusos, incompetencias y groserías, no hacia ti, por si fuera poco, sino hacia prácticamente toda la comunidad de artistas y creadores tamaulipecos y, por tanto, al propio público cultural del estado. Ya conocemos de sobra las formas hipócritas o cínicas de los malos funcionarios, ya nos sabemos de memoria los ninguneos y las tristes y torpes excusas, los ataques viles y las explosivas expresiones autoritarias y descalificatorias.

Yo soy un funcionario de nivel medio en el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y, desde mi punto de vista, hay mil cosas que corregir y mejorar en las tareas de difusión de la cultura, pero francamente seguir paso a paso este caso de censura en Tamaulipas ha rebasado toda previsión fantasiosa. Resulta increíble la impudicia de sujetos mentirosos, farsantes y rastreros.

Me parece que es hora de que en este país se siente el precedente de que si los funcionarios mexicanos son, en su mayoría, falsos y mentirosos, además de torpes y escandalosamente ignorantes, la gente del común, y sobre todo la gente trabajadora, está creciendo en cultura cívica y en valentía. Es hora, digo, de que la tan desprestigiada clase política (de todos los partidos) se dé cuenta de que le estamos viendo la cola bajo sus tristes harapos o, como se dice en el cuento de Andersen: el Rey anda desnudo y los únicos que ven su lujoso atavío son los aduladores. Pero eso no hace que el atavío del Rey sea de verdad, más bien él y los suyos andan en harapos.

Un abrazo muy fuerte

Alberto Cue


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