Por Ricardo Delgado Herbert
Enero 03, 2011
Los ciudadanos, presos ante la ola de violencia, han reaccionado de diferentes maneras, algunos aguantando los abusos del desinterés y pasividad de los gobernantes, otros huyendo a sus residencias en el extranjero y algunos más reaccionando.
La libertad de expresión a pesar de la restricción de los medios de comunicación tradicionales reaccionan ante el silencio de los que ya no informan y merman la credibilidad de la gente, surgiendo así medios alternativos que buscan tomar las riendas y desenmascarar dichas hipocresías; blogs, twitter, Facebook, youtube son los informantes inmediatos al igual que alguno que otro medio “anónimo” de comunicación ajeno al gobierno de Tamaulipas, porque si no fuera así, el temor de un “levantón” sería la peor consecuencia.
La ingenuidad e hipocresía gubernamental, al no reconocer los índices de violencia desbordados en un Estado, han originado una psicosis social orillando a los ciudadanos a mantenerse replegados y silenciados, ya que su vida podría estar en juego, las autoridades, el crimen organizado y el gobierno se combinan y “desentienden” del rol que cada uno tendría que asumir.
La libre comunicación de la prensa en algún momento evidenció la corrupción la cual generó la persecución de periodistas. El querer “negar” la realidad haría con el paso del sexenio de Eugenio Hernández, un boquete al ego del partido imperante en el gobierno tamaulipeco, y que durante décadas, ha simbolizado la estructura más sólida del estado, que ahora está tristemente opacado ante el terreno sin ley, ese es el Tamaulipas actual y así, otros lugares de la república que sufren de lo mismo, donde el interés de unos cuantos ha llevado a la inestabilidad y crítica social.
Como sociedad debemos de reaccionar, tener la visión de lo que nos sucederá y decir lo que nos atormenta día con día. El discurso oficialista deberá de una vez por todas ir cambiando ante la acción de la gente que con nueva visión y diálogo además de mucha creatividad hagan de este país algo diferente para el futuro.
La única solución
que puede rescatar a la ciudadanía es una real libertad de expresión, acabar
con los asesinatos descontrolados a periodistas y aquellos ciudadanos que
manifiestan su impotencia y toman las riendas de sus problemas debido a la
falta de credibilidad en la justicia. Es necesario que nuestros reclamos se
escuchen y den cabida a nuevas reformas que nos den garantías, así exigir sin
miedo y participar más por el país.
A lo largo de la historia, la caricatura al igual que el periodismo, han tenido un peso crítico social, donde se dicen las cosas, aportando muchas reflexiones de gran relevancia. Desde antes de la Revolución de 1910 vimos como el periódico-revista “El Hijo del Ahuizote” y sus antecedentes delató y debatió apoyando los derechos de los ciudadanos; dicho impreso satírico mexicano no se limitó ante la censura, desbordando su creatividad entre textos y caricaturas que empezaban a darle al ciudadano una importancia vital en su libre opinión de una manera didáctica.
Pero, qué poco nos duró la Revolución, ya que la fórmula del nuevo cambio impuso pocas reformas que dieran solidez al ideal revolucionario, el nacimiento del PRI, que monopolizó la efímera democracia, impulsando un cacicazgo que sostenía un patriotismo meramente superficial.
Bien lo diría la novela del “Zarco”, de Don Ignacio Manuel Altamirano, haciendo referencia con tanta actualidad, a aquellos bandidos del XIX que preferían delinquir y secuestrar.
Nosotros debemos cambiar en lo personal, necesitamos aportar y exigirnos día con día como ciudadanos, hacer a un lado ese estúpido y costoso discurso egocéntrico de los partidos políticos y exigir uno real.
La realidad de este gobierno lleno de violencia es que el Estado, está viviendo
en una época donde la “Narcocultura”, rebasó limites, el PRI, PAN, el PRD y
demás actores políticos sufren ahora de esta intoxicación, que se añejó en
“barricas de corrupción”, donde no se pueden dar cuentas claras a los
ciudadanos que exigimos un México mejor. Ahora estamos dentro de un país de
genocidio y en donde el lavarse las manos es la costumbre cotidiana, en donde
el gobierno gana cada vez más dinero y poder respaldado por las células
criminales haciendo uso de su fuero.
La ilustración y la integración de artistas visuales por evidenciar este mal se ha ido dando a favor de la verdad, que al unísono sigue hablando. El arte se vuelve una forma de expresión del monstruo que observamos, de ese gran espejo social donde el estado de derecho es solamente privilegio de unos cuantos.
La historia se ha servido del arte para denunciar las anomalías dentro de un reactor popular e intelectual que puede decir mucho y exigir dentro de su discurso el cambio que necesitamos hacer como sociedad. Ejemplo de ello son los corridos de antaño, la crónica, el movimiento muralista, los artistas actuales, la literatura, el cine, el teatro, incluso la música.
El burlarnos de lo que nos aqueja nos ha servido para no tomarnos “tan a pecho” lo que realmente podría colapsarnos.
Son muchas las lágrimas e impotencia, la gente lamenta sus pérdidas dentro de esta guerra contra el narco, calles pertrechadas y retenes clandestinos, muerte más muerte.
Aquí es donde el arte o la misma gente muestra su sentir, muchas veces censurado por aquellos que lo generan.
Una nota en Tamaulipas del 14 de diciembre del 2010 en el
medio informativo EJE SUR la información
que necesitas, publica: “Un grupo de artesanos de Tampico elaboró una
piñata del Alcalde Óscar Pérez Inguanzo, el primer personaje real que
confeccionan en este municipio, con el fin de utilizar en los festejos de
diciembre”.
El monigote fue solicitado por un grupo de vecinos de la Colonia Obrera, en los límites con Ciudad Madero, donde fue destruido el pasado 31 de diciembre para olvidar "los males" del año”. Los artesanos procuraron imprimir los rasgos más característicos del Alcalde, como sus ojos verdes y la camisa oficial de color blanco, con el escudo de Tampico y la leyenda -En Tamaulipas Avanzamos-.
Una de las propietarias de la piñata, solicitó mantener bajo reserva la identidad tanto de ellos como de los fabricantes, ya que dijeron que el Alcalde "es muy vengativo". La piñata fue colocada en una de las calles principales de la Colonia Obrera a fines de diciembre del pasado 2010.
Otra mofa de dominio público, es la que protagoniza en las redes sociales el ex gobernador Eugenio Hernández Flores, acerca de su desentendimiento con la realidad violenta que impera en el estado de Tamaulipas:
El monigote fue solicitado por un grupo de vecinos de la Colonia Obrera, en los límites con Ciudad Madero, donde fue destruido el pasado 31 de diciembre para olvidar "los males" del año”. Los artesanos procuraron imprimir los rasgos más característicos del Alcalde, como sus ojos verdes y la camisa oficial de color blanco, con el escudo de Tampico y la leyenda -En Tamaulipas Avanzamos-.
Una de las propietarias de la piñata, solicitó mantener bajo reserva la identidad tanto de ellos como de los fabricantes, ya que dijeron que el Alcalde "es muy vengativo". La piñata fue colocada en una de las calles principales de la Colonia Obrera a fines de diciembre del pasado 2010.
Otra mofa de dominio público, es la que protagoniza en las redes sociales el ex gobernador Eugenio Hernández Flores, acerca de su desentendimiento con la realidad violenta que impera en el estado de Tamaulipas:
Cerremos con esta caricatura del Victorense Pepe Macías.